quinta-feira, 9 de março de 2023

EL PERU Y LA UNIÓN EUROPEA

 

Esta semana fui invitado a participar en una reunión del grupo EUROLAT del Parlamento Europeo, para hablar sobre los conflictos que hemos estado viviendo en el Perú y de sus causas.

Defendí que, si bien es cierto que todo comenzó con la tentativa de golpe de Estado de Pedro Castillo, los verdaderos motivos de toda esta situación son mucho más profundos y se relacionan con factores histórico-sociales, con factores internacionales, con la dificultad en lidiar con la diversidad étnico-cultural y con la misma organización del Estado.

Tuve oportunidad de desarrollar cada uno de estos temas. Sin embargo, en la sesión de preguntas aquella en que los diputados europeos más insistieron fue esta. “¿Qué puede hacer Europa?”

Comencé por decir que el Perú no necesita del tipo de apoyo normalmente más pedido, que es el financiero. El país tiene una macroeconomía fuerte, una balanza comercial positiva e el Estado cuenta con 70,000 millones de dólares de fondos soberanos, que no logra invertir, debido a la inestabilidad política y también a una legislación laberíntica.

Si Europa no necesita apoyar financieramente, hay con todo muchas cosas que puede hacer en el dominio de la transferencia de políticas y de conocimiento.

El Perú es una pequeña Europa. Territorialmente tiene cerca e un tercio del espacio de la Unión Europea e culturalmente, tal como esta, una enorme diversidad, espejada por ejemplo en sus 47 lenguas.

Ahora bien, después de siglos de supremacía occidentalista y de racismo, en la década de 1960 surgen los modelos multiculturalistas, que buscaron afirmar el derecho y el respeto por la diferencia.

El multiculturalismo surgió con la buena intención de asumir la diversidad, de retirarla del silencio histórico y de contrariar la supremacía de un grupo sobre los otros. Pero su aprovechamiento como producto político contribuyó a cerrar las diferentes culturas en si mismas, generando barreras en vez de interconexiones. Por lo tanto, es preciso que sea sustituido por una interculturalidad que tienda puentes y no desconfianza entre peruanos. Pero esta, si ya es parte del léxico académico y político, está aún muy lejos de ser construida.

En mi opinión, es precisamente en este dominio que la Unión Europea puede apoyar al Perú. La construcción de Europa es un caso de suceso de diálogo entre naciones y culturas que se guerrearon durante siglos. Teniendo el Perú un problema con la difícil gestión de su diversidad, esta experiencia puede ser de gran utilidad.

En ese sentido, tuve la oportunidad de hacer una sugerencia muy concreta. En Europa existe un programa de movilidad de universitarios conocido como “Programa Erasmus”. Este instrumento permite que estudiantes de todas las universidades europeas puedan estudiar durante un año en cualquier otra fuera de su país.

El Perú tiene cerca de 1,4 millones de estudiantes universitarios. Pero, quien conoce la realidad nacional sabe que la mayoría ingresa a universidades de su misma región y intenta después encontrar trabajo cerca del local en donde nació. O sea, el desarrollo de la interculturalidad en los más jóvenes, a través de una circulación entre universidades de distintas regiones, podría ser una oportunidad que se está perdiendo.

Todos los europeos conocen el “Programa Erasmus”, lo que hizo y lo que sigue haciendo por la creación de un espíritu europeo. En mi opinión, aquello de que el Perú más necesita en este momento es de crear un espíritu peruano, en donde las diferencias sean asumidas y aceptadas, pero no se transformen en barreras al otro.

El conocimiento que la Unión Europea alcanzó en la construcción de puentes entre sus naciones puede, así,  ser su mayor contribución al Perú.

 

Luís Novais


Foto: Guillaume Maurice